Personajes: Amaurin

Hola, feldgrineses.  ¡Caramba! ¡Algunos de vosotros aún estabais por aquí, esperándome a ver si cumplía mi promesa de publicar hoy un segundo post!  Pues nobleza obliga, y si dí mi palabra, aquí estoy para cumplirla.  Así pues y sin más dilaciones os presentaré a la hija de la protagonista que os describí esta mañana (Amauriel).

Esta criatura de ojos dulces y cabellos del color del trigo en verano, que todavía se encuentra en esos inocentes días, los últimos de la infancia y primeros de la adolescencia, es Amaurin,  hija de Amauriel, doncella de la reina Aliana.  

La pequeña elfa se encuentra de repente arrastrada por los terribles acontecimientos sucedidos durante la invasión de Feldgrin y debe asumir, pese a su tierna edad, una gran responsabilidad:  sustituir a su propia madre como asistente de la reina, tarea en la que Amaurin trata de poner todo su empeño y dedicación, demostrando tener una madurez superior a la que le correspondería a su edad, y eso a pesar de que a menudo las cosas se ponen muy, muy difíciles para los elfos supervivientes de Feldgrin.

Es más, en los últimos y más dramáticos capítulos de la novela, Amaurin se ve abocada a tener que entregar algo más que su vida, su propia naturaleza élfica, para proteger a la criatura que le había encomendado la reina.

¿De qué criatura estamos hablando? ¿A quién le encomendó la reina que cuidara? ¿Qué he querido decir con eso de que tuvo que entregar hasta su propia naturaleza élfica? ¿Qué le pasó a esta dulce muchachita?

Ah, mis inocentes lectores.  No creeréis que os voy a destripar el final de uno de los capítulos más dramáticos de nuestra apasionante novela, en el que además ocurre casi el desenlace final de todo.  No, queridos.  Habréis de leer, página a página, habréis de sufrir, llorar, reír y suspirar de emoción, hasta culminar el apasionante relato de Los Elfos de Feldgrin.

Hasta pronto, mis queridos feldgrineses.  Los que os habíais quedado por aquí en sacos de dormir, ya os podéis ir a descansar a vuestras casas.  Ya no vuelvo hasta la próxima semana, en que volveré con nuevos personajes apasionantes de nuestro adictivo relato.  Cuidaros mucho...

Personajes: Amauriel

Buenos días, mis queridos feldgrineses.  El mundo real parece obstinarse en tratar de impedir que venga al blog, a reunirme con vosotros, fieles compañeros de viaje.  Pero soy terco cual cabra montañesa. Nada ni nadie conseguirá que me olvide de este sueño en el que vuelco todo mi corazón, y aquí estoy, una vez más, disfrutando de vuestra cálida compañía, que a mí me da alas para continuar mi vuelo a las estrellas.

Disculpadme el "derrape mental".  Me da de vez en cuando.  Bien, una vez los pies bien asentados en esta nube, que parece sólida, vengo a hablaros de otro personaje más de nuestro apasionante relato.

Ya os aviso que el post de hoy va a ser breve, no porque no tenga ganas de escribir, todo lo contrario.  Es que este pobre personaje dura poquito tiempo con vida.  Qué le vamos a hacer.  Pero para compensaros, después de este post, si me da tiempo, os publicaré otro.  Así que hoy, ración doble.

¿Recordáis esa primera frase del libro que ya os he mencionado otras veces?  ¿"Bajo los cadáveres de los reyes elfos, Fendrian y Aliana..." etc. etc? —¡Pero qué pesado está este autor con esa dichosa frasecita, que por cierto es bastante tétrica!—me interrumpís algunos, no sin algo de razón.  Bueno, pues os menciono esa frase, porque de alguna manera está ligada al triste sino del personaje de hoy. Esta mujer, que veis a la derecha con expresión preocupada, es Amauriel, la doncella de la reina Aliana.

Amauriel dedicó toda su vida a servir con lealtad a la reina, como su ayuda de cámara.  Pero los graves sucesos que acontecieron en Feldgrin en los primeros capítulos de la novela, sucesos que se llevaron por delante las vidas de los reyes de Feldgrin, tal y como os repito machaconamente en la frase que siempre os recuerdo, también acabaron de forma trágica con la vida de esta leal sirviente de la reina.  Pero entonces, si su aparición es tan breve en el relato... ¿Por qué nos publicas un post sobre tan efímero personaje? —me preguntáis, con toda la razón del mundo.  Pues porque a veces, no por ser breve la intervención de un personaje, no deja de ser trascendente.  Y el papel de Amauriel resulta ser crucial para la supervivencia de otros importantes personajes.  Y además, de alguna manera, Amauriel nos deja a alguien en su lugar, que continuará su labor como doncella de la reina:  su propia hija, Amaurin.  Es por esto que he decidido crear un post para cada una de ellas, para que diferenciéis sus nombres, ya que son muy parecidos entre sí, y que podáis consultarlas con posterioridad por las etiquetas de la sección lateral derecha de este blog.

Hoy no voy a plantear los habituales dilemas que suelo exponer con otros personajes, del tipo... ¿Logrará Amauriel sobrevivir a su triste destino? ¿Para qué, si ya os he revelado que la pobrecilla muere bien pronto?  Pero, como os he dejado entrever, a veces el sacrificio de algunos supone la oportunidad para que otros completen su misión en los relatos.

Hasta pronto, mis fieles feldgrineses.  Si puedo, en muy breve os hablaré del siguiente personaje, la hija de Amauriel.

Personajes: Aliana

Buenos días, ciudadanos feldgrineses.  Ya echaba de menos sentarme un ratito con vosotros, al calor de nuestra confortable hoguera, a compartir otro poquito de nuestra apasionante novela.  Y para que disfrutéis con ello, al igual que lo hago yo contándolo, hoy os voy a hablar de alguien muy especial, pues se trata de una de las protagonistas centrales de la obra, alguien que sin duda, levantará pasiones entre los lectores varones, y quizás también en alguna que otra varona, que hoy en día ya no nos sorprendemos de "ná".

Así pues, amigos, hoy os presento a la más hermosa reina de Feldgrin:  Aliana de Odriannis.   Nuestra adorada reina, no solo era espectacularmente bella. También hacía gala de una inteligencia serena y responsable, nada que ver con las "rubias" guapas-pero-tontas de aquellos chistes machistas tan poco afortunados.  Además de guapa e inteligente, tuvo la fortuna de ser amada por el más enamorado de los elfos, su marido, el rey Fendrian, quien... pero, un momento, un momento... —me interrumpe alguno de vosotros, sagaz observador— pero... ¿Cómo puede ser una de las protagonistas principales de la novela, si en el post sobre el rey Fendrian nos dijiste que Fendrian y Aliana morían, nada más empezar el relato, y que, de hecho, la primera frase del libro decía:

"Bajo los cadáveres de los reyes elfos Fendrian y Aliana, los charcos de sangre se iban extendiendo con horripilante lentitud"?

Pues es verdad, amigos.  Con esta frase comienza el relato.  Pero no pensaréis ni por un asomo que os voy a explicar la incongruencia ¿verdad?  Me temo que para comprender qué es lo que ocurre con esta bella elfa tendréis que leeros todas las páginas de la trilogía "Los Elfos de Feldgrin".

Lo que sí os puedo adelantar, es que Aliana protagoniza algunas de las escenas más apasionadas de la novela, que en ocasiones os harán sentir muy tristes y os harán llorar como no hacíais desde hace mucho tiempo, y en otras os harán sentir el dichoso aleteo de mil mariposas en vuestros estómagos. Porque ella, verdaderamente amaba con todo su corazón a su esposo.  Pero... ¡Oh, por las hadas! ¿Es posible que al mismo tiempo... guardara un secreto inconfesable? ¿Podría haber en su corazón un pequeño rinconcito reservado para alguien más?

¡Madre míaaa, cómo se está complicando el asunto! ¿Lo descubrirá Fendrian en algún momento? ¿En qué acabará el affaire?  Si yo fuera vosotros, no podría más de impaciencia.  Tendría la necesidad imperiosa de leer toda la novela de un tirón, sin dormir hasta el final, para averiguar cómo termina la trama más romántica de todo el libro.  Editores, tened compasión de estos lectores ávidos por vivir la más tierna historia de amor jamás vista en una obra de Fantasía.

Hasta que algún editor se apiade de vosotros, mis queridos lectores, tened un poco de paciencia.  Ese momento llegará, tarde o temprano.  Mientras tanto, cuidaros mucho y leed todo lo que caiga en vuestras manos.  Pronto volveré con más personajes interesantes.  Un abrazo...

Personajes: Hánorax

Buenos días, ciudadanos feldgrineses.  Vuelvo a nuestro querido santuario a compartir con vosotros un nuevo personaje.  Dado que no es un nativo de Feldgrin, su nombre no empieza por "F", para alivio de algunos de vosotros, que ya comenzabais a preparar chuletas para aclararos con tanto nombrecito.

Hoy os hablaré de otro de los "malos" de nuestro relato.  Sabéis que habitualmente, todo villano, cuanto más malo es, suele tener bajo sus órdenes a otro villano de segundo nivel, por lo general aún más bruto y temible, que se encarga de pararle los pies a los héroes de la película hasta el mismísimo desenlace.  Bien, pues ese papel le cae de pleno al personaje de hoy: un temible guerrero hicto. Solo de verle el careto al angelito ya impresiona ¿verdad?  Así es, amigos, a mí tampoco me gustaría coincidir a solas con un tipo como este en el ascensor.  Por eso lo eligió Ícor como su número dos y le puso al mando de su guardia personal, compuesta por los más feroces hictos.  Luchador temible, con una fuerza física abrumadora, y con un enorme espadón con el que podía partir en dos, de un simple tajo, el cuerpo de un enemigo. Pero tranquilos, que no puede salirse de la pantalla del blog (Es lo mismo que se dijo cuando presentaron ante el  público a King Kong, encadenado, justo antes de que escapara). Bueno, pues no salgáis corriendo todavía que ya os presento al guardaespaldas de Ícor:  Hánorax. 

Los hictos eran una etnia élfica, pero con una genética bastante diferenciada de la de sus primos feldgrineses.  Mucho más altos, más fuertes y corpulentos. Vivían en los territorios de Grüendor, diseminados en belicosas tribus que habitaban tierras hostiles y complicadas para la supervivencia.  A este lugar llegó Ícor con la intención de reclutar a los más fieros guerreros para componer su "guardia pretoriana", y puso al más temible de todos ellos al mando: nuestro amigo Hánorax.

Una jugada astuta por parte de Icor ¿no?  Pero... ¿Y si descubrierais que los hictos no son los simples brutos que parecen? ¿Y si averiguarais que estos guerreros conforman una sociedad que venera el concepto del honor y que sigue fielmente el "Código del Guerrero", un antiguo códice que regula todos los aspectos de la vida que se consideran justos o injustos para todo guerrero hicto? Una especie de samuráis élficos, para que os hagáis una idea.  Caramba, entonces, si son unos tipos tan estrictos y moralmente tan íntegros... ¿cómo se las ingenió Ícor para persuadirlos?  ¿Cómo pudo convencerlos... u obligarlos?

Pues ese es el quid de la cuestión, mis queridos amigos, que por supuesto no puedo revelaros, porque cuando lo descubráis, comprenderéis muchas cosas.  Entenderéis la amargura que parecía ensombrecer siempre el rostro de Hánorax.  Y odiaréis un poco más a Ícor (oh, nunca se termina de odiar lo suficiente a este elfo) cuando hayáis descubierto de qué malas artes se sirvió para "convencer" y poner a los hictos a su servicio.

Como veis, amigos, las cosas nunca son simples en nuestro relato, y todo tiene una trama y un motivo, de modo que, cuanto más avancéis en la novela, más y más piezas del gran puzzle irán encajando en vuestras mentes.

Hasta pronto, queridos feldgrineses.  Pronto volveré para presentaros más personajes de nuestra apasionante aventura "Los Elfos de Feldgrin".

 

Personajes: Zameera y Nauky

Bienvenidos al blog, amigos elfos, bellas hadas, esto... fornidos orcos, y también los traviesos trasgos, sois todos bienvenidos.

Hoy quiero presentaros, no a uno, sino a dos nuevos protagonistas de nuestro apasionante relato.  Los meto a los dos en el mismo pack, porque son inseparables, como debiera ocurrir en toda familia, ya que ellos son madre e hijo, respectivamente.  Así pues hoy os hablaré de:  Zameera y Nauky.

—¡Anda, si son dos lobos! —me interrumpe alguno de vosotros, observador avispado.

Así me gusta, que estéis atentos. Pues es cierto.  Se trata de dos lobos boreales, raza lobuna que habita la Tundra de Borealia, muy al norte de los territorios de Feldgrin.  Ya expliqué en otro post, que en nuestra novela, los animales y los elfos son, como todo el mundo sabe, Hermanos del Bosque, y por tanto, se entienden mutuamente, como si hubieran ido a la misma academia de idiomas, lo que nos permite seguir sus aventuras con el mismo interés que cuando leemos los capítulos protagonizados por los desdichados elfos.

Bien, Zameera y Nauky son una hermosa hembra boreal y su travieso cachorrito, de pocos meses de edad.  La zona donde viven estos animales es tan inhóspita, que suelen migrar durante el invierno, buscando presas que poder cazar, más al sur.

En uno de esos viajes migratorios, nuestros dos amiguitos tuvieron un grave percance con los orcos (por cierto, orcos que no deberían estar en ese lugar, pero que estaban porque... atentos, estaban invadiendo Feldgrin). Tras ese grave incidente, pierden contacto con su manada y acaban mucho más al sur de lo que pretendían.

Allí se encuentran con Badwin, un enorme mastín de los bosques, de quien ya os hablé hace algún tiempo, y con quien viven su propia odisea, en paralelo a la tragedia que acontece a los elfos supervivientes de Feldgrin.  Badwin, Zameera y Nauky protagonizan juntos varios trepidantes capítulos que nos tienen en vilo y nos hacen aguantar la respiración hasta el último momento, enfrentándose a terribles enemigos:  Orcos, wolgros, trárgoles, y unos repulsivos seres humano-arácnidos (o aracno-humanos, no sabría bien cómo describir a esas cosas) que parecen especialmente empecinados en acabar con nuestros tres caninos amigos.

¿Conseguirá nuestro peludo trío sobrevivir a los terribles peligros que tendrán que enfrentar a lo largo del relato?

¿Lograrán la loba y el lobezno que su amigo Badwin consiga reencontrarse con los elfos?

¿Aprenderá Nauky a no meterse en líos, para desesperación de Zameera, su madre?

Para averiguar las respuestas, me temo que no habrá otra forma, mis queridos lectores, que leer el apasionante relato:  Los Elfos de Feldgrin.

Pero no sufráis por ello. Os prometo que cuando hayáis terminado de leer la última página, luciréis en vuestros rostros la sonrisa más placentera y bobalicona que hayáis experimentado jamás.

Un abrazo, amigos feldgrineses.  Pronto volveré con más personajes sorprendentes.  ¡Hasta el próximo día!