Buenos días, almas voladoras. Ya pensaríais que la vida real me había devorado, pero aún resisto. Siempre lo haré. Aunque pueda tardar en regresar puntualmente, siempre buscaré un resquicio entre mis problemas para traeros otro pedacito de nuestra apasionante historia. Así que aquí estoy, con mi habitual mantita y mi cafelito, dispuesto a presentaros a un personaje más de Los Elfos de Feldgrin.
Descrito en la novela como "Un amasijo de músculos de más de dos metros de altura, piel gris cenicienta y orejas puntiagudas", Gruntag era el soberano que condujo a los orcos hasta la capital feldgrinesa donde perpetró una terrible matanza y un saqueo sin precedentes, todo ello con la connivencia de un despreciable personaje (de quien ya os hablé anteriormente) porque satisfacía a sus intereses egoístas.
Sin embargo, no penséis que en esta novela las cosas son fáciles para nadie. Ni siquiera para un "amasijo de músculos" como Gruntag. Los giros argumentales son impredecibles, y en el segundo volumen de la novela (El Camino del Norte), Gruntag habrá de enfrentarse a sus propios congéneres, por haberles ordenado algo difícilmente entendible por estos y que afectaba directamente a los elfos fugitivos de Feldgrin. De esta confrontación dependerá la supervivencia final (o no) de dichos elfos.
¿Quién logró imponerse en esta inesperada confrontación? ¿Lograrían sobrevivir los últimos feldgrineses tras este dramático episodio? ¿Qué le pasó a Gruntag? ¿Consiguió dominar a sus indómitos congéneres? No le preguntéis a ChatGPT por estas cuestiones, que ya lo probé yo mismo hace tiempo y no supo responderme. Así que para averiguar lo que ocurrió no tendréis más remedio que sumergiros entre las páginas de nuestra trepidante novela y disfrutar de ella desde la primera a la última.
Hasta pronto, mis queridos feldgrineses. Trataré de volver la semana próxima con algún personaje más que conseguiremos extraer, retorciendo bien la gamuza húmeda de nuestros sueños. Mientras tanto, vivid con alegría, aunque vuestras circunstancias se empeñen en lo contrario. Un abrazo...
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