Los Elfos de Feldgrin es el título de una apasionante historia de Fantasía, que se desarrolla en un lejano reino élfico, casi aislado del resto del mundo. Feldgrin, la esplendorosa nación élfica, es invadida por un terrorífico ejército orco. Solo unos pocos millares de supervivientes logran escapar de la sangrienta ocupación y se ven obligados a emprender un largo periplo, plagado de penurias y dificultades para tratar de huir, no solo de la amenaza de los orcos, sino de otros peligros aún peores: un malévolo príncipe elfo, hermano del rey, a quien odia, tiene sus propios motivos para perseguir con su ejército a los exhaustos fugitivos de forma obsesiva e implacable. Si te decides a sumergirte en las páginas de esta historia, acompañarás a sus personajes en una extenuante odisea en la que sufrirás, sí, pero también te emocionarás, llorarás, reirás y ... te enamorarás. Yo te invito a que vengas a vivir entre los elfos de Feldgrin esta agotadora, pero también maravillosa aventura.

27 septiembre 2023

¿Eres soñador?

Buenos días, almas soñadoras.  No hace mucho leí un artículo sobre el trastorno que, a determinadas personas, las induce a ensoñar escenas imaginarias hasta un punto que se convierte para ellas en algo casi adictivo (o sin "casi").  Estas personas tienen la capacidad de imaginar escenas tan vívidas que son capaces de experimentar emociones y sentimientos tan intensos (o más) que si los vivieran en la realidad. Por ejemplo, pueden enamorarse de un personaje imaginado, y llegar a sentir en sus torrentes sanguíneos, el fuerte efecto eufórico que producen las descargas de oxitocina que el cerebro segrega cuando una flecha de Cupido hace de las suyas.  El trastorno se llama "Ensoñación Excesiva" (Maladaptive daydreaming, en inglés) y hasta existe medicación para tratarlo.

El artículo me produjo no poca turbación. No pude evitar preguntarme si no padecería yo mismo este trastorno, habida cuenta de la facilidad, ya confesada en este blog, para imaginar en todo su colorido escenas maravillosas, o de "viajar" a mundos fascinantes, habilidades sin embargo que, por lo que presumo, todos pueden tener en mayor o menor medida, aunque quizás un servidor "se cayó de pequeño en la marmita" (los que hayan leído cómics de Astérix, me entenderán).

Pero, conservemos la calma, amigos soñadores.  Soñar no es malo en sí.  Al contrario, es algo maravilloso, de lo que no hay que avergonzarse.  También es un trastorno el extremo contrario: la incapacidad de soñar o de poder imaginar escenas en la mente, padecida por  personas con Afantasía, y no podría imaginar nada más triste que eso. No quisiera padecer Afantasía por nada del mundo, antes preferería ser ciego, porque aún me quedaría la capacidad de volar en mi imaginación y tendría hasta el último confín del universo al alcance de mis sueños. No poder soñar es tener las alas cruelmente mutiladas.

Pero soñar es una opción maravillosa a la que podemos recurrir cuando nos lo podemos permitir, aunque no siempre se puede.  Cuando nuestros problemas reales nos acucian, hay que enfrentarlos bien despiertos y sin perder de vista el suelo que pisamos.  Nunca, nunca, pero nunca, debemos "huir" para refugiarnos en nuestros paraísos particulares como forma de evadir nuestras tragedias personales.  La vida real, amigos, puede no ser tan bonita como uno podría imaginar, pero es la que hay.  La de nuestra imaginación, por más maravillosa que podamos concebirla, no podemos olvidarnos que no es más que una película que vemos en el "cine" de nuestra mente.  Cuando termina la sesión y se encienden las luces, nos encontramos de nuevo con nuestra realidad, que puede ser mejor o peor, pero que no podemos pretender que sea secundaria a la de nuestros sueños.  

Hecha toda esta disertación, acabo declarándome sin complejos "Soñador Empedernido",  aunque siempre, siempre con los pies bien asentados en nubes bien sólidas.

 
¿Y vosotros? ¿Os consideráis Soñadores? Si leéis Fantasía, seguro que un poquito sí.  Podéis escribir lo que pensáis en los comentarios.  Con toda la tranquilidad de que... no se va a enterar nadie (guiño, guiño).

Hasta pronto, feldgrineses.  Nos vemos de nuevo entre las nubes de nuestros sueños.




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