Los Elfos de Feldgrin es el título de una apasionante historia de Fantasía, que se desarrolla en un lejano reino élfico, casi aislado del resto del mundo. Feldgrin, la esplendorosa nación élfica, es invadida por un terrorífico ejército orco. Solo unos pocos millares de supervivientes logran escapar de la sangrienta ocupación y se ven obligados a emprender un largo periplo, plagado de penurias y dificultades para tratar de huir, no solo de la amenaza de los orcos, sino de otros peligros aún peores: un malévolo príncipe elfo, hermano del rey, a quien odia, tiene sus propios motivos para perseguir con su ejército a los exhaustos fugitivos de forma obsesiva e implacable. Si te decides a sumergirte en las páginas de esta historia, acompañarás a sus personajes en una extenuante odisea en la que sufrirás, sí, pero también te emocionarás, llorarás, reirás y ... te enamorarás. Yo te invito a que vengas a vivir entre los elfos de Feldgrin esta agotadora, pero también maravillosa aventura.

22 febrero 2024

Personajes: Árkanor

Buenos días, ciudadanos feldgrineses.  Hoy, terriblemente debilitado, sin fuerzas, lastrado por una odiosa enfermedad que, hoy por hoy, no tiene curación, he conseguido arrastrarme hasta el teclado del ordenador para, en un esfuerzo sobrehumano, hablaros de uno de los últimos personajes de nuestra querida novela. Concretamente, del penúltimo. Este y otro más, y... 

—Pero, un momento... —me interrumpís, nerviosos— ¿Te vas a morir?

—¿Morirme? ¡No, hombre, no! ¡Si solo es un resfriado común!

—¡La madre que te parió! ¡Nos asustaste! ¡Dijiste que tu enfermedad no tenía cura!

—Y así es.  El resfriado no tiene tratamiento, hasta que se elimina por sí solo. Y bueno, ya sabéis: las mujeres paren a sus hijos con dolor, y los hombres... nos resfriamos y tenemos unas décimas de fiebre. Es para que comprendáis el grado de sufrimiento que llegamos a soportar.

Algunos de vosotros se marchan ya, exasperados con la insufrible incorrección de este autor. (¡Las enfermedades no son tema para hacer chistes de ellas! —gritan conforme se alejan). Pues puede que tengan razón.  Pero si nos pusiéramos así de estrictos, todos los chistes y chascarrillos estarían prohibidos. Todos. Absolutamente todos.

Pues mientras os he tenido entretenidos con esta tontería, ya he localizado en el baúl de los personajes a quien os quería presentar, y como en esta ocasión es un señor serio y cabal, no se me ha escapado ni me ha hecho ninguna trastada mientras esperaba pacientemente a que le apunten los focos del escenario, cosa que ocurre... ya.

Amigos, permitidme presentaros al Gran Maestro Árkanor, Hechicero Mayor de la Torre de la Isla del Ojo, ubicada en el lago salado de Grück, en los territorios de Grüendor.

En el último nivel (el 17) de esa torre, tiene su despacho este veterano mago, donde regenta un importante centro de erudición y estudio de la magia, especialmente de la Magia Psíquica, materia que, en una fase avanzada de la novela, cobrará una extraordinaria importancia.  También tendrá una gran relevancia el objeto mágico que se custodia en esta torre.  Objeto codiciado por el archivillano de la novela: Ícor.   ¿De qué objeto hablamos?  Pues ni más ni menos que del Báculo de Rûmendhor, un poderoso objeto con el cual se podía obligar a las personas a obedecer la voluntad de su poseedor. Comprenderéis la obsesión de Ícor por hacerse con el dichoso baculito. 

Pero no iba a ser nada fácil asaltar la Torre de la Hechicería para robarlo.  Árkanor era un mago muy poderoso que tenía dispuestas potentes defensas mágicas para proteger el objeto.  ¿Conseguiría Ícor salirse con la suya? ¿O sería Árkanor un hueso duro de roer para el archivillano de la película?  Dramáticas preguntas, amigos míos, que solo tendrán respuesta leyendo  y disfrutando la maravillosa historia: Los Elfos de Feldgrin.

Hasta pronto, amigos.  Nos queda un personaje más y el blog habrá culminado su misión de presentaros, uno por uno a todos los personajes que intervienen en esta novela. Llegado ese punto, habrá importantes novedades, así que... estad atentos.  Saludos cordiales.


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